Esta esperanza yo no la he buscado. Roberto Bolaño

Seis excusas para mi ineptitud

1.
He descubierto a Olga Novo. Me estremece.

2.
He descubierto a Rosario Castellanos. Me cuestiona.

DESTINO

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
- antes que lo devoren -  ( cómplice, fascinado )
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.


3. Las dos me han enseñado. Me han hecho conocerme más. De Rosario se dijo mucho y, sobre todo, se dijeron cosas feas. José Joaquín Blanco, según recoge la introducción de la antología que me han prestado, dijo que sus poemas eran sentimentales, amargos, religiosos y domésticos, aderezados con mitos y figuras, "pensados más para la declamación no oratoria y engolada sino recitada y triste como las oraciones de las mujeres en el templo -ágora femenina- y a media voz, lenguaje femenino...". (Este párrafo, aunque no bien señalado, está casi calcado del libro.) Yo soy, por tanto, femenino. 

4. A los autores que amamos debemos llamarlos por su nombre. Son nuestros amigos. 

5. Me han enseñado tanto que hasta he vuelto a escribir un poema que hace meses decidí no continuar. Así que les digo gracias y cuelgo la mitad, así no os molesto tanto.

EL RECHAZO A LLORAR LA MUERTE, POR EL AGUA, DE UNA NIÑA EN ZARAGOZA

Para Berta

Mira a ese hombre cómo se retira
de la humanidad hecha carne en el bocado,
alimenta a su hija
y luego la abraza, aunque portal afuera
la lluvia,
mustio alborozo de cobre,
esté celebrando su ayuno.

La noche podría
proyectarte, hermana,
y dar nombre y respuesta a tus quietudes,
a la necesidad del pan a una edad baldía,
o al gusto y al quejido con que eleva
nuestro padre un altar,
y la nutre, y también acuna
a la niña fácil con tristeza de metales.

Esta escena, no quiero que lo olvides,
será nuestra oración.

A cada temblor que remita
trenzará un antecedente en la historia:
las botas mojadas, la delgadez del vaquero,
el propio abandono de su origen:
le hablará de plantar y arrancar sin cultivo;
creerá en la redención,
hebra a hebra, de la infancia hecha mechones.[...]



6. El poema es para Berta, quien me ha provisto de todo esto. Y está vergonzosamente basado en este de Dylan Thomas, que ya he colgado aquí alguna vez.

1 comentarios:

BGF dijo...

Te quiero, Alberto. Que me dediques un poema así de bueno es demasiado fuerte para mi corazón.

Human Nature

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Soy Alberto y soy muy humano, yo quiero a todo el mundo. Como Nati.