Émile Durkeim fue el primero en llamar la atención sobre el hecho de que las representaciones colectivas engloban los modos con los que un grupo se piensa en relación con los objetos que le afectan. Las representaciones colectivas son generadas socialmente; expresan problemas sociales; mantienen una correspondencia estructural con la organización social; su expresión deviene relativamente autónoma y se combina y se transforma según sus propias leyes. Las proposiciones del fundador de la escuela sociológica francesa son particularmente esclarecedoras cuando se las aplica al campo familiar.
Martine Segalen. Antropología histórica de la familia
He aquí la razón por la que estoy trabajando así en El hambre y los hijos. Por qué para mí retratar y trabajar con el microcosmos (la familia) supone hablar de la macroestructura social. Y he aquí por qué sólo me interesa hacerlo desde la anécdota y el instante: es en el análisis de la circunstancia concreta donde subyacen y emergen todos los matices, todas las relaciones y la dificultad del funcionamiento.
He aquí por qué pienso tantas veces: ¿y si tanto trabajo, tanto pensar, hace que se me vaya de las manos la poesía (aquí, por ejemplo)?
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