Ayer escuché leer y hablar a Chantal Maillard, sentado a unos cuatro metros de distancia. Ayer, no me atreví a coger ningún libro y llevarlo para que me lo firmase, porque la vergüenza iba a poder conmigo y al final me iría con el libro y sin la dedicatoria. Ayer disfruté. Sentí. Me reconocí y aprendí que lo que importa es aprender a conocer.
Estaría oyendo hablar a Chantal Maillard el resto de la vida.
3 comentarios:
No me extraña, Alberto. Las ocasiones en que la he visto y oído, conferencias, recitados, he sentido lo mismo. El silencio, atronador. No se mueve una mosca. Experiencia estática y extática. También soy fan total.
Tienes en la edición de 'Hainuwele' y cd con sus poemas recitados, y una conferencia en el CCCB de Barcelona que creo aún está puesta. Allí había hasta gente en el suelo y eso pagando entrada, fue como una misa laica dijo un amigo; el libro con dicha conferencia está editado también en la CCCB (6 euritos).
Me alegro un montón de que disfrutaras. Yo tampoco me atreví nunca a dar los libros para la firma, algo parecido y difícil de explicar nos debe pasar.
Viejuno adolescente es mi caso y mi diagnóstico...
Abrazos.
PS Te recomiendo los poemarios de Yaiza Martínez, 'Siete-Los perros del cielo', eds Leteo, de Víctor Gómez, Laura Giordani y Arturo Borra. Ayer los vi y escuché a los tres últimos y fue extraordinario. Lo puedes ver en Soperos, y el texto introductorio o presentación es una pequeña joya en dicha web.
Yo, aquí y ahora, recomiendo "La hija del cazador" de Pilar Adón (La bella Varsovia 2011). Es grande, muy grande. Disfrutará.
He encontrado la conferencia de Chantal en la web del CCCB. No quepo en gozo.
Pilar Adón va creciendo poco a poco y está en sazón. Iré a comprarlo, gracias por la recomendación. Estamos en contacto. Ya le buscaré más joyas de Chantal Maillard, de la que creo que es extraterrestre, o al menos de otra especie humana desconocida en medio de tanta mediocridad, y más ahora en que los mindundis tienen un poquito de miedo ante el empuje de la juvenalia sin futuro pero con dignidad enorme.
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