Estoy ausente de Blogger. No sé con qué actualizar. Llevo mucho tiempo, y cada vez de forma más intensa y obsesiva, escribiendo un poema (nada del otro mundo) que se titula Catacresis. Me está costando como nunca antes me había costado otro. Cuando escribí los poemas que se titulan El avión y Casi feliz, pasé por situaciones parecidas. Pero no es esto de esta vez. Siento que cada vez quiero contar menos cosas y me cuesta más hacerlo. Y cada vez me digo con más frecuencia que quizá esté pidiéndome algo para lo que no tengo el talento ni la capacidad suficiente, por mucho trabajo y sesudez que le ponga.
Dejo la primera estrofa (y un verso de la segunda), que es prácticamente (nunca diré con seguridad estas cosas) definitiva.
"CATACRESIS
Fue por ser la madre que, en gobierno de las costillas, hacía el reparto del cordero
-antes a los hijos; siempre a ellos las mejores-: era
como cada siete días; sí, ella era; y fuimos nosotros la partitocracia
en casa, el día del Señor.
Fue mi padre, como ella, delegado (por su sernos) a los restos de la carne"
Me siento tan inseguro. Escribir exactamente lo que quiero a veces me resulta muy difícil. ¿Hago bien forzándome? Decidme, ¿así sí?
"CATACRESIS
Fue por ser la madre que, en gobierno de las costillas, hacía el reparto del cordero
-antes a los hijos; siempre a ellos las mejores-: era
como cada siete días; sí, ella era; y fuimos nosotros la partitocracia
en casa, el día del Señor.
Fue mi padre, como ella, delegado (por su sernos) a los restos de la carne"
Me siento tan inseguro. Escribir exactamente lo que quiero a veces me resulta muy difícil. ¿Hago bien forzándome? Decidme, ¿así sí?
2 comentarios:
Digo que sí merece la pena forzarse, sin hacerse pupita, si así están mejor los poemas que resultan. A mí me gustan bastante,claro que soy flan de su poesía y de sus dudas y de su juventud catacrética y de su próximo libro.
Saludos y abrazos.
Le regalo el siguiente poema de Juan Larrea, por si no lo conoce y así se anime a mirar a lomos de gigantes, sin acogotarse.
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Espinas cuando nieva
Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra
cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra
alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
Poder poder al fin hallar bajo mi sonrisa la estatua
de una tarde de sol los gestos a flor de agua
los ojos a flor de invierno
Tú que en la alcoba del viento estás velando
la inocencia de depender de la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor con que las hojas se vuelven hacia el pecho mas débil
Tú que asumes luz y abismo al borde esta carne
que cae hasta mis pies como una viveza herida
Tú que en selvas de error andas perdida
Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha.
Juan Larrea
Infinitamente agradecido, le digo: leerle siempre es un placer. Y un aprendizaje nuevo.
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