Chantal Maillard en Bélgica.
2. APRENDICES.
THEY DON’T BELIEVE
Rebanaba hebras de su cuerpo y la borraja,
cocía hilos nerviosos
y los servía para comer.
Entonces, cuando vahos de menta y polvo
humeaban las esquinas de la infancia
y empezaba a despertarnos,
sacudía una ternura genética en mí
-sacudía el sueño, las puntas del flequillo-
y nos vestía porque ya
el cierzo a hernias y este serme yo sin seros.
Era el olor a radiadores en noviembre
o la intemperie que a fin de mes,
o el arte sacro de fingir
que nunca pasaría nada.
Pero pasó, cambió de estado la identidad
como el agua que nos cocía.
Y dejamos de creernos:
mis padres tuvieron un hijo
que nunca fui yo
pero se me parecía.
3. MÚSICA Y VOZ
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