Ahora, sólo me llega el odio. El odio sin pasión, por todo aquel que deformó mi vida. Por todo aquel que me dijo: Ven conmigo, tú eres el rey de mi casa, y me obligó a decir: No, yo soy de mis hermanos. Y mis hermanos no me recibieron.
Ana María Matute, Los soldados lloran de noche
La leo y respirar no es un acto mecánico. Siento y me hunde. La leo y las palabras están por encima de las palabras. La vida es dolor y vivir una catarsis. Al leerla, creo. Y siento amor.
0 comentarios:
Publicar un comentario